




Nuestro manifiesto se sustenta en tres pilares fundamentales:
La transición hacia la adultez de las personas autistas no puede seguir siendo un salto al vacío. Al culminar la etapa escolar, muchas quedan en el limbo: sin acceso a una educación superior inclusiva, sin políticas laborales que contemplen ajustes razonables, sin servicios de salud mental adaptados, y sin redes de apoyo que promuevan una vida independiente y digna.
Aún más alarmante es el abandono institucional que enfrentan las personas autistas en la tercera edad: quienes nunca fueron diagnosticadas, que viven en soledad, precariedad o dependencia extrema. Sus historias reflejan con crudeza lo que ocurre cuando una sociedad ignora sistemáticamente la neurodivergencia a lo largo del ciclo vital.
Desde Fundasperven, alzamos la voz por una de las poblaciones más invisibilizadas en Venezuela: las personas adultas autistas. Hombres y mujeres que crecieron sin un diagnóstico oportuno, sin apoyos adecuados, y que hoy transitan la adultez sin acompañamiento, sin oportunidades y sin inclusión real.
El 2 de abril no es solo una fecha en el calendario. Es una
declaración global de urgencia, dignidad y derechos.
Con políticas públicas que garanticen formación, empleo, vivienda, salud, vida autónoma y acompañamiento afectivo.
Nuestra voz importa.
Nuestra adultez también.
Y nuestro compromiso es infinito.
Desde Fundasperven decimos con firmeza:
Porque las personas autistas deben ser escuchadas, consultadas, incluidas en las decisiones que les afectan. Porque no se trata solo de hablar por ellas, sino de garantizar espacios reales para que hablen por sí mismas.
Porque esta lucha no es aislada: se encuentra vinculada directamente con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU.
Incluir a las personas autistas es avanzar como humanidad.
En abril de 2025, desde Venezuela, nos sumamos al llamado global por un mundo más justo, humano e inclusivo. Lo hacemos desde Fundasperven con la convicción profunda de que las personas autistas no solo merecen ser reconocidas: merecen ser respetadas, escuchadas, apoyadas y valoradas en todas las etapas de su vida.
Este año, el lema de Naciones Unidas —“Fomento de la neurodiversidad y los Objetivos de Desarrollo Sostenible”— nos brinda una brújula clara: construir un futuro donde la diversidad de cerebros y formas de ser no se tolere... sino que se valore, se entienda y se celebre.
Pero para lograrlo, debemos mirar de frente una realidad que muchos prefieren ignorar: las personas autistas también crecen, envejecen, aman, trabajan, sufren... y siguen siendo excluidas.
Durante décadas, la narrativa sobre el autismo se ha centrado casi exclusivamente en la infancia. Se promueve el diagnóstico temprano (cuando está disponible), la intervención precoz (para algunos), la escolaridad adaptada (si hay recursos). Pero ¿qué ocurre cuando esos niños y niñas autistas llegan a la adultez?
Ocurre el vacío.
Los adultos autistas en Venezuela enfrentan una cadena de exclusión estructural:Más invisibilizadas aún están las personas autistas mayores. Hombres y mujeres que crecieron sin saber qué los hacía diferentes, etiquetados como “difíciles”, “excéntricos” o “problemáticos”; que jamás recibieron un diagnóstico, un apoyo o una explicación.
Hoy, muchos viven en silencio, sin redes, sin cuidados, sin comprensión. Algunos en situación de calle. Otros institucionalizados sin que nadie sepa que son autistas.
¿Quién habla por ellos?“Mi voz importa” no es solo una consigna: es una exigencia. Una respuesta a años de silencio impuesto. Es una forma de decir: basta de hablar de nosotros sin nosotros.
Es un llamado a que el mundo escuche a quienes siempre han tenido algo valioso que decir.
Porque las personas autistas tienen voz, incluso cuando no usan
palabras.
Tienen ideas, aunque piensen distinto.
Tienen derechos, aunque el sistema insista en negarlos.
Este manifiesto se alinea con la Agenda 2030 de la ONU y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), porque incluir a las personas autistas no es solo una causa social: es una urgencia ética, política y humana.
Cada derecho vulnerado se conecta con un objetivo específico:
En Fundasperven, seguiremos visibilizando, educando, acompañando y luchando.
Seguiremos construyendo inclusión más allá del diagnóstico.
Seguiremos abriendo espacios donde cada persona autista, sin importar su edad, pueda decir con orgullo: